«En la Colonia Penitenciaria» fue publicado por Franz Kafka en 1919, justo al término de la Primera Guerra Mundial. Este fascinante relato aborda, como en tantas obras de Kafka, la burocracia y el absurdo inherente a un sistema condenado a su propia irracionalidad, como se observa también en «El Proceso» o «El Castillo».

(Kafka, 1919)

En la página 5 se menciona lo siguiente: «Al condenado se le veía tan caninamente sumiso, que daba la impresión de que podía dejársele correr libremente por las laderas, y que llegada la hora de la ejecución, bastaría llamarlo con un silbido para que acudiera» (Kafka, 1919). Esta descripción ilustra cómo el sistema burocrático ha deshumanizado la justicia, convirtiéndola en un simple instrumento mecánico.

El relato aborda, como tema central, la invención de un nuevo aparato, similar a la guillotina, que se presentó como un método «más humanizante» para la ejecución de penas de muerte en tiempos de Maximilien Robespierre. Este texto recuerda otra de sus grandes obras maestras, «El Proceso», donde Joseph K. es condenado sin saber por qué. En la página 11 se menciona lo siguiente sobre la condena: «Sería inútil comunicársela, la experimentará en su propio cuerpo». En este relato, el condenado está a punto de ser ejecutado sin haber sido informado de los motivos ni haber tenido oportunidad de defenderse. Sobre la defensa se menciona: «Él no ha tenido oportunidad de defenderse, dijo el oficial, y miró a un lado como si hablara consigo mismo y no quisiera avergonzar al viajero con el relato de cosas que para él eran tan evidentes» (Kafka, 1919).

Este sistema burocrático y la forma en que se reflejan en las actividades cotidianas de la sociedad es particularmente relevante en los países latinoamericanos. El absurdo parece haber impregnado todas las instituciones del Estado, recordándonos la crisis política en Ecuador. Este nivel de absurdo ha dado lugar al adjetivo «kafkiano», que describe perfectamente nuestra realidad, especialmente en el sistema de justicia.

Recordemos que Franz Kafka escribió este relato durante la Primera Guerra Mundial, una época que alteró el orden burocrático y generó situaciones que traspasan el absurdo. En la página 19 se menciona: «Si él quisiera juzgar esta ejecución o incluso obstaculizarla, podrían decirle, tú eres un extranjero, estate quieto». Estas palabras se refieren al protagonista del cuento, que es un espectador y visitante de ese nuevo instrumento de ejecución, pero no es originario del país donde se encuentra. Esto refleja fielmente cómo se maneja la justicia y la imposibilidad de criticar lo que funciona mal.

La edición del libro digital «En la colonia penitenciaria» tiene un epílogo que básicamente describe todos los antecedentes literarios y filosóficos que se deben considerar para entender este texto de Franz Kafka. Desde esta perspectiva, se menciona, por ejemplo, un antecedente en la filosofía de Schopenhauer y de Friedrich Nietzsche. En ellos, la idea del sufrimiento como transformación o como una constante en la vida de las personas es esencial para influenciar al joven Kafka, quien buscaba una inspiración literaria en la que ocuparse mientras ocurrían los avatares de la Primera Guerra Mundial.

En el epílogo se recuerda a Schopenhauer, y una de las tantas cosas que me llamaron la atención fue la anécdota de cuando un joven Schopenhauer visitó las galeras, que eran básicamente barcos enormes en desuso asignados para recluir a los condenados a trabajos forzados. En este sitio de horror, se podían observar siempre tres grupos de prisioneros. En el primer grupo estaban aquellos que solo tenían un grillete de hierro en el pie y que podían realizar básicamente cualquier actividad dentro del campo donde se encontraban. Evidentemente, no podían trasladarse fuera del territorio de la colonia penitenciaria. El segundo grupo consistía en una pareja que compartía un mismo grillete y que debía coordinarse de la mejor forma para poder realizar los trabajos asignados. El tercer gran grupo estaba compuesto por aquellos que todo el tiempo permanecían sentados porque estaban amarrados por una misma cadena en grupo y solo podían hacer trabajos que les permitieran seguir en la misma posición.

Es importante describir un antecedente histórico esencial para entender el texto de Kafka. Las galeras eran básicamente como cárceles o campos de concentración que se ubicaban en las colonias de los grandes países o potencias europeas. Estas colonias se encontraban alejadas del continente europeo y servían, en esencia, para recluir a los políticos en desgracia o a los criminales.

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